domingo, 14 de marzo de 2010

Prisioneros de la libertad

Siglo XXI. Época de cambios, de adaptación y de nuevas tendencias. La sociedad evoluciona, los pensamientos también, y la libertad de palabra presume de estar más presente que nunca en cada rincón de nuestras calles. La apariencia además, gana la batalla al pensamiento, haciéndonos ver que hoy día es más importante seguir la tendencia que mostrarte como realmente eres.

Hoy, se puede decir que el materialismo llega a su punto más algido, mostrando la cara más adversa de la sociedad, y maquillando opinión con el escudo de lo "políticamente correcto". El racismo, el clasísmo, el sexismo, y en general, cualquier discriminación a lo diferente, se escudan detrás del generalismo. Quién a día de hoy, no ha escuchado comentarios del tipo "yo no soy racista, pero... (inserte aquí frase racista)". O quién no ha presenciado alguna desigualdad e incluso acoso a algún compañero en el colegio, ganándose el apodo de "maricón de clase" por ser simplemente diferente o por ser una persona a la que le cuesta relacionarse con los demás.



Sin duda, son malos tiempos para los soñadores, porque a día de hoy, la bondad o el amor no son más que estados que nos convierten en objetos de arrendamiento. Porque son tiempos en los que ya, poco valen los valores hacia los demás. Tiempos en los que la amistad ya no se mide por el afecto, y donde se ve condicionada por la conveniencia y el provecho. Tiempos en los que, el valor de un beso, se ha degenerado a tal extremo, que aquella grata sensación que nos producía en el estómago se ha mudado unos pisos más abajo.



Todo esto alimenta la desconfianza, creando un mundo donde confiar de verdad en otra persona puede ser un gran reto, donde si se da algo, es porque se espera algo a cambio, y donde los piropos y las palabras bonitas son solo armas para pasar una buena noche. Un mundo donde el enamoramiento es a lo que se llama al encaprichamiento que sentimos por la persona que no nos corresponde.

Y de nada sirve soñar, cuando a día de hoy la esperanza no es más que el vano pensamiento que mis sueños encienden. Porque ahí es donde te veo, en mis sueños, aunque aún no te conozca.

Por que sin tí, mis emociones de hoy no son más que la piel muerta de las de ayer.

1 comentario:

  1. Eso es la libertad, llega a tal punto que se asemeja al dicho "quien mucho abarca poco aprieta"

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